Habilidad asertiva, tener o no tener
La asertividad surge del latín “Asserere” que significa afirmar y se puede definir como la habilidad personal que permite expresar sentimientos, opiniones, decisiones, creencias, emociones y pensamientos, en el momento oportuno sin menospreciar los derechos de los demás. El fundamento de la asertividad es el respeto profundo del yo que por añadidura conlleva respetar a los demás.
Es necesario que cada persona aprenda sus derechos personales y los utilice en la comunicación de su día a día. Por lo tanto, podríamos decir que la esencia de la conducta asertiva puede ser delimitada a cuatro patrones específicos: la capacidad de decir “no”, la capacidad de pedir favores y hacer requerimientos, la capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos, y la capacidad de iniciar, continuar y terminar conversaciones.
La persona no asertiva no defiende sus derechos e intereses personales, respeta a los demás pero no así mismo. Los derechos asertivos son posturas a sostener y a hacer valer ante nosotros mismos y ante los demás, somos nosotros mismos los primeros en lesionar nuestros propios derechos asertivos cuando no nos respetamos y hacemos valer los derechos de los demás por el que dirán o pensarán o sí les provocaremos un dolor sin pensar en el nuestro propio. Entre los derechos asertivos están los siguientes:
- Considerar las propias necesidades.
- Cambiar de opinión.
- Expresar ideas y sentimientos propios de manera clara.
- Decir no ante una petición sin sentirse culpable.
- Ser tratado con respeto y dignidad.
- Cometer errores.
- Pedir y dar cuando así se decide.
- Hacer menos de lo que como humano puedes hacer.
- Establecer tus prioridades y tus propias decisiones.
- Sentirse bien.
- Tener éxito.
- La privacidad.
- La reciprocidad.
- No usar tus derechos.
- Exigir la calidad pactada.
La asertividad en las últimas décadas ha adquirido mucha importancia, tal es así que incluso, se están estudiando los elementos que intervienen en ella cuando los niños son aún muy pequeños y es el momento de educar y fomentar la asertividad. Para una buena asertividad es indispensable que las personas presenten un buen autoconcepto y autoestima de ellas mismas, reconocerse y valerse con sus defectos y virtudes. La inteligencia intrapersonal es la clave del autoconocimiento para poder acceder a los propios sentimientos y recurrir a ellos para guiar nuestra propia conducta. Salovey define a la inteligencia intrapersonal como “…una capacidad correlativa, vuelta hacia el interior. Es la capacidad de formar un modelo preciso y realista de uno mismo y de ser capaz de usar ese modelo para operar eficazmente en la vida.”
Por:
Iolanda Muñoz
Docente Rama Sanitaria
Etiqueta:autoestima, Enfermería