Integración social ¿Cómo estamos de interculturalidad?
Hablar de diversidad cultural no es categorizar la sociedad, aunque muchas veces se confunde la diversidad de culturas con categorizarlas, así pues, el hecho de asignar un lugar o categoría ya implica un cierto grado de desvalorización respecto a otras, conlleva comparaciones económicas, sociales y de acceso a los recursos. Pero en realidad es un proceso y no una categoría en sí, el proceso de reconocimiento del otro y, de otras formas de ver el mundo. Reconocer y aceptar la diversidad como característica humana, siendo la heterogeneidad la norma y no la excepción. Desde la “Educación Intercultural” se tiene que trabajar no sólo aspectos relativos a las diferencias culturales, sino también, el compendio que supone todas nuestras características como individuos y como miembros de grupos y sociedades, con costumbres religiosas, étnicas o idiomáticas, porque todos los seres humanos tenemos mucho en común, pero somos diversos, más allá de la raza o lugar de procedencia. Esa heterogeneidad es lo normal y así se debe educar en el siglo XXI, para contribuir a deslegitimar la desigualdad social, a desenmascarar los mecanismos que la perpetúan, erradicar el racismo y la xenofobia, el sexismo o el clasismo que impera en las sociedades. La diversidad como la acción dirigida al reconocimiento del otro y al reconocimiento de otras formas de ver y entender el mundo. El reconocimiento y la aceptación de otras formas de ver, pensar y actuar, como algo que compartido enriquece a las personas.
La cultura es como un constructo en permanente cambio, dinámico y no estático que se retroalimenta del contexto y de las personas que lo integran. Cada uno de nosotros pertenece, y ha pertenecido a grupos o marcos culturales diversos, entre unos y otros nos relacionamos y nos constituimos como personas sociales. Por lo tanto, la cultura es un concepto dinámico ligado a su actuación social, política y comunicativa.
Los rasgos culturales no deberían definir a un individuo al margen de él mismo, los estereotipos, clichés y prejuicios que hemos aprendido sobre otras razas y culturas, hacen que muchas personas rechacen el contacto y la convivencia con personas de otros países y culturas. La diversidad de individuos, grupos, competencias, y puntos de vista enriquece la propia educación, la cooperación y las colaboraciones profesionales, porque permiten de idear soluciones más variadas y/o alternativas. No obstante, debemos deconstruir/reconstruir los conceptos tradicionales, desaprender los conceptos erróneos sobre la familia, el linaje, etc, que la propia sociedad ha interiorizado como señas de identidad cultural suprema, dando lugar a nuevos conceptos más amplios y diversos donde tenga cabida toda cultura y relación interpersonal, la participación activa como ciudadanos sin excepción alguna.
Por:
Iolanda Muñoz
Docente Rama Sanitaria
Etiqueta:autoestima, salud