5 enfermeras que han pasado a la historia por sus proezas
La enfermería es una labor vocacional. Quienes eligen dedicar su vida a cuidar y ayudar a las personas en su salud cumplen una gran función en nuestra sociedad. No solo se dedican a atender la parte física de los pacientes, sino que también les aportan un gran apoyo psicológico en muchas ocasiones.
Algunas mujeres que, a lo largo de la historia, han elegido dedicarse a la enfermería, han logrado destacar por sus proezas mucho más allá de su entorno laboral. Su trabajo merece ser recordado.
¿Quiénes son ellas?
Florence Nightingale (1820-1910)
La primera enfermera a la que rendimos homenaje no puede ser otra que la precursora de esta profesión en la era moderna. Ella estableció el primer modelo conceptual de enfermería y fue pionera en muchos ámbitos: la primera mujer en ser admitida en diferentes asociaciones británicas y en recibir la Orden de Mérito del Reino Unido, creadora de una escuela de enfermería e inspiración para el fundador de la Cruz Roja, Henri Dunant.
Estas menciones, entre otras, dieron pie a establecer la fecha de su nacimiento como el Día Internacional de la Enfermería.
A Nightingale se la conoce también como «la dama de la lámpara». Recibió este apodo porque durante la guerra de Crimea hacía rondas cada noche con una lámpara para atender en todo momento a los enfermos que lo necesitaran.
Irena Sendler (1910-2008)
Solo unos meses antes de que falleciera Nightingale llegó al mundo Irena Sendler, otra gran y longeva enfermera de nuestra historia. Desde sus inicios puso su vocación por delante de todo y nunca discriminó a ningún enfermo por su origen o religión, a pesar de que ello le costara sanciones y suspensiones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Sendler arriesgó su vida para ayudar a más de dos mil quinientos niños judíos a escapar de la muerte en los campos de exterminio. Además, elaboró listas para que no se perdieran sus identidades, y no las reveló a pesar de ser detenida y torturada.
Fue candidata al Nobel de la Paz en 2007, reconocida como Justa entre las Naciones y Dama de la Orden del Águila Blanca en Polonia. Pero siempre recordada como «El Ángel del Gueto de Varsovia».
Hildegarde Peplau (1909-1999)
Regresamos a principios del siglo XX para conocer la historia de Hildegarde Peplau, una famosa enfermera estadounidense. Hoy en día, por su apellido se conoce al modelo de cuidados que estableció para lograr una mayor interacción entre el enfermero y el paciente. Además, sus ideas fueron precursoras en la enfermería psiquiátrica.
A lo largo de su vida dio conferencias, publicó sus teorías y presidió la Asociación Americana de Enfermeras. En los años 90 obtuvo varios reconocimientos por su labor y también fue destacada entre las 50 grandes personalidades norteamericanas.
Edith Cavell (1865-1915)
Una mención especial merece la enfermera británica Edith Cavell, no solo por su trabajo, sino porque por desgracia fue ejecutada por su valentía. Con 49 años fue enjuiciada y condenada por alta traición a manos de un tribunal militar alemán durante la Primera Guerra Mundial. Su delito fue acoger en su hospital en Bruselas a doscientos soldados prisioneros de origen belga, francés e inglés, a los que después ayudó a huir a países neutrales, a pesar de la prohibición de los ocupantes alemanes.
Durante el juicio, Edith Cavell admitió su responsabilidad y no intentó defenderse de los cargos. Aún así, y a pesar de haber salvado también a muchos soldados alemanes y de las fuertes presiones internacionales, fue fusilada.
Virginia Henderson (1897-1996)
La última de estas enfermeras que han pasado a la historia por sus proezas es Virginia Henderson, quien recibió hasta nueve títulos doctorales honoríficos. Además, ella también fue la primera en ser reconocida con el Premio Christiane Reimann que otorga el Consejo Internacional de Enfermería.
Henderson estableció un modelo conceptual para asegurar todas las necesidades básicas del paciente, desde las cuestiones físicas hasta las espirituales. Hoy en día, su teoría permanece vigente.
Como curiosidad, estas enfermeras vivieron alrededor de un siglo. Todas excepto Edith Cavell, a la que no se lo permitieron.