Consejos sencillos para un buen comportamiento de mi perro
Para que nuestra mascota conviva con nosotros sin problemas tenemos que intentar, desde muy pequeño, que su comportamiento sea el correcto. El comportamiento canino son las respuestas que muestra ese animal a los diferentes estímulos con los que se va a encontrar a lo largo de su vida. Es muy importante leer bien el lenguaje del animal para entender qué nos quiere trasmitir.
Los perros se comunican a través de:
- Lenguaje corporal: a través de la posición nos transmite en qué situación se encuentra: puede estar relajado, en alerta, amenazante, en tensión, sumisión o jugando. Variará sobre todo la posición de las orejas, el abrir o cerrar la boca e incluso enseñar los dientes, posición de la cola y del cuerpo en general: por ejemplo, se eleva y se agranda para aparentar más tamaño como es el caso de las posiciones agresivas y de alerta, o se agacha o incluso se tumba boca abajo en señal de sumisión.
Nosotros también tenemos que aprender cómo relacionarnos corporalmente hacia él: no mirarlo nunca directamente a los ojos porque lo pueden ver como un signo de amenaza; no ir directamente hacia él, es mejor incluso agacharse a su altura para que no lo vea como un signo de superioridad, no cogerlo bruscamente, etc. y así responderá con algún signo positivo de calma.
Las señales manuales son nuestra forma de comunicación.
- Lenguaje olfativo: al perro le hace falta oler a su alrededor y a otros animales para relacionarse. Sirve para identificar de qué animal se trata, también en el caso de las hembras sirve para reconocer en qué estadio de su ciclo reproductivo se encuentra y también lo usan para marcar su territorio. Usan las feromonas para identificarse, que son unas sustancias de efecto agradable que están en los líquidos corporales del organismo.
- Lenguaje sonoro: el aullido es el sonido más frecuente, aunque también producen gruñidos, aullidos o gemidos. Lo usan para comunicarse con los humanos y también entre ellos.
Nosotros debemos buscar palabras cortas y fáciles para comunicarnos con nuestro perro.
A veces un mismo lenguaje varía su significado en función del contexto donde pasa: por ejemplo, que un animal gruña cuando está jugando con otro es evidente que no tiene el mismo significado que cuando el animal está gruñendo a un extraño que entra en casa. Desde que el animal es joven es importante motivar al perro a tener sus momentos para el juego porque ayudará a tener un carácter más sociable.
Las situaciones que al animal le producen estrés son cambios de vivienda, ruidos fuertes, petardos, tormentas, extraños, la entrada de un animal nuevo en la casa, viajes, la visita al veterinario, y para ello los tenemos que habituar. Existen también medicaciones sin efectos secundarios que nos pueden ayudar a ello y también se comercializan feromonas artificiales para poner en el hogar o en el animal para mejorar la sensación de tranquilidad.
Por:
Ferran Solanes
Colaborador Dpto. Veterinaria
Etiqueta:Cuidado del animal, perros, Veterinaria