Los agentes sociales ¿ángeles o demonios? una visión, una reflexión….
Es fácil como humanos que somos dejarnos llevar por el desánimo sobre todo si se lleva años en el mismo trabajo y ya se conocen sus dinámicas, los obstáculos y las políticas de turno. A menudo lo que surge más fácilmente de nosotros son las quejas y la resignación ante situaciones y condiciones que consideramos no son las más apropiadas ni deseables para promover la solidaridad, la participación de las personas o para trabajar con las minorías y la exclusión social. Cuando nos instalamos en este planteamiento sentimos que lo que hay no se puede cambiar y que nuestros esfuerzos en ese sentido son estériles.
Para poder neutralizar este estado de “Quemado” profesional, es preferible mezclar un poco de idealismo y actuar con realismo. El realismo, es cuando el hombre adopta la actitud de que lo que existe es lo que se ve y se toca y lleva implícita una actitud de resignación al conformarse con ello, es una actitud natural y espontánea. En cambio, el idealismo es una actitud adquirida; una persona es idealista cuando tiene un ideal, cuando quiere serlo y hace un esfuerzo para conseguirlo. Es una actitud voluntaria que se toma conscientemente para conseguir y transformar el entorno inmediato.
Lo Ideal es convertirse en un agente de cambio, un catalizador que transforme la realidad que cambie el color de las cosas. Esto es posible desde una actitud optimista que se retroalimente de lo positivo para avanzar en una continua evolución hacia conseguir logros y metas. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo, la motivación ha de ser el “Let motive” de nuestro día a día. La realidad a veces se manifiesta como un alud que sepulta nuestras esperanzas e ilusiones, apareciendo un espíritu de fracaso que se apoderara de nosotros. El equilibrio entre realismo e idealismo se tambalea entonces, por tanto, es de vital importancia contar con apoyos que nos aligeren la visión, que nos den nuevos elementos que observar, otras perspectivas más allá de nuestras barreras personales.
El ideal, lo que puede llegar a ser la realidad está limitado por las dificultades y condicionamientos materiales y también por la creencia de que no puede ser de otra manera, pero, aunque no podamos emprender grandes proyectos, ni invertir grandes cantidades de dinero, si miramos atentamente la realidad e incluso en la más duras condiciones, siempre podremos encontrar algo para hacer, por pequeño que sea, para mejorarla. A pesar de las circunstancias siempre se puede y se debe demostrar más humanidad y solidaridad. Siempre podemos modificar esas actitudes que actúan como freno e identificar cosas concretas para hacer que repercutan positivamente en la situación, en la persona, el grupo o la institución.
Por:
Iolanda Muñoz
Docente Rama Sanitaria
Etiqueta:autoestima, Enfermería, salud