¿Cómo debe cuidar sus manos un masajista?
Como en cualquier otra profesión, el masajista debe cuidar sus herramientas de trabajo, en especial cuando se trata de su cuerpo. A diario hacemos muchos movimientos de forma continuada que pueden causarnos lesiones crónicas a largo plazo. Por ello es importante tomar medidas preventivas a tiempo.
En este artículo nos centramos en las manos del masajista, las cuales pueden sufrir el estrés del mismo modo que la espalda u otras partes del cuerpo a las que sometemos a esfuerzos diarios. Con algunos consejos, ejercicios y productos podremos mantener siempre las manos en perfectas condiciones.
Las manos del masajista
La profesión que elegimos siempre va a causar una sobrecarga en nuestro organismo, ya sea a nivel físico o mental. Dedicar varias horas al día durante gran parte de nuestra vida a una tarea repetitiva hace que nuestro cuerpo tenga que forzar determinadas partes o funciones para lograr nuestros objetivos laborales.
En el caso del masajista, el desgaste físico puede llegar a ser muy importante. Por ello es importante educarnos también para mantener una buena postura y organizar la sesión de modo que no nos excedamos, combinando diferentes tipos de técnicas.
En este caso nos centramos en las manos porque son susceptibles de padecer lesiones crónicas por el esfuerzo al que las sometemos. Esto puede llevarnos a sufrir dolor y la dificultad de ejercer la profesión, por lo que es imprescindible aprender a cuidarlas cuando aún estamos a tiempo.
Consejos para cuidar las manos a diario
Con los movimientos repetitivos, el masajista puede sufrir una inflamación de los tendones de la mano o de las estructuras que están alrededor, así como la compresión de los nervios. Esto puede llevarnos a padecer a largo plazo afecciones como el síndrome del túnel carpiano, desgaste del cartílago, artrosis, etc.
A continuación compartimos los consejos que nos ayudarán a prevenir estos trastornos. Debemos prestar atención siempre antes, durante y después del masaje, como vamos a detallar.
Antes del masaje: Calentamiento de manos, muñecas y dedos
Como si de una sesión de gimnasio se tratara, el masajista debe realizar un calentamiento previo de sus manos. Con ello logra activar la circulación, liberar tensiones, aumentar la flexibilidad y conseguir más resistencia.
El calentamiento lo realizaremos con los siguientes ejercicios:
- Automasaje con fricción.
- Movimientos rotatorios de la mano, el puño y la muñeca.
- Flexión y extensión de dedos y manos.
- Hiperextensión de dedos y manos.
- Entrecruce de manos y rotación con estiramiento.
Durante el masaje: La técnica correcta
Cuando el masajista recibe su formación debe aprender también a gestionar su trabajo no solo por el bien de su paciente, sino también por él mismo. En este sentido, el masaje debe combinar diferentes tipos de técnicas de presión para proporcionarles a nuestras manos los descansos necesarios.
Por el mismo motivo, el masajista también aprenderá a hacer cada técnica de la manera correcta, teniendo siempre en cuenta una buena posición del brazo, la muñeca y los dedos. También será fundamental la postura corporal para ayudarnos a ejercer presión con todo el cuerpo.
Después del masaje: Estiramientos e hidratación
Al terminar la sesión volveremos a repetir los ejercicios de estiramiento previos. Además, nos lavaremos y secaremos las manos y nos aplicaremos una crema hidratante. Podemos usar también una loción de árnica, que tiene efectos antiinflamatorios y es un recurso de muchos deportistas.
Cuidados diarios
Del mismo modo, nuestros cuidados deberán mantenerse cada día de manera constante con los siguientes consejos:
- Uso de guantes en épocas de frío. Si solemos tener las manos frías podemos usar cremas que aporten calor, a base de aceite de oliva, jengibre, cayena, canela, etc.
- Uso de protección solar.
- Ejercicios y estiramientos diarios que nos permitan hacer movimientos diferentes a los del masaje. Por ejemplo, tocar un piano imaginario.
- No abusar del agua caliente en las manos. En cambio, es muy recomendable hacer baños de manos a temperaturas alternas (frío-calor) para activar la circulación.
Ahora ya estamos listos para demostrar que la profesionalidad del masajista comprende también la propia salud con el fin de poder ayudar y aliviar a los demás.