6 consejos para sobrevivir a los excesos de la navidad
Llegan las fiestas de Navidad y con ellas los excesos de comida y bebida que pueden alterar nuestro estado de salud. Son celebraciones para pasar en familia y amigos muy asociadas al consumo de comidas copiosas y elaboradas, dulces y bebidas con diversa graduación alcohólica en cantidades, en muchos casos, exageradas tan asociada a nuestra cultura.
Nos gusta en estas fechas que no nos falte de nada en la mesa en cuanto a platos típicos, que suelen ser más grasientos y con salsas más elaboradas en ingredientes y condimentos, también se suelen consumir más dulces de lo habitual como turrones y otros tantos típicos y, como no, no hay celebración que se preste sin vino, cava y otros licores espirituosos de alta graduación para acompañar los ricos manjares que nos esperan.
Todos estos excesos alimenticios pueden provocar alteraciones en nuestra salud como, por ejemplo:
- Problemas digestivos en forma de malestar digestivo, acidez, dolor estomacal, diarrea y/o estreñimiento.
- Aumento de peso corporal por una sobrealimentación y una disminución de la actividad física en general.
- Alteraciones biliares o hepáticas por el exceso de grasas.
- Alteraciones de los niveles de azúcar en sangre por el aumento de consumo de dulces.
- Alguna que otra intoxicación etílica por exceso de alcohol, así como, resecas posteriores.
- Resfriados por los cambios bruscos de ambientes y temperaturas con ayuda de la falta de vestimenta adecuada (ropa más selecta y bonita pero poco reguladora térmica para el cuerpo).
- Problemas lumbares generados por la descompensación muscular al aumentar el tamaño del hígado tras los atracones navideños.
Para poder evitar o reducir estos posibles problemas de salud durante nuestras navidades, podemos seguir unos consejos sencillos y efectivos como, por ejemplo:
- Reducir las cantidades de las raciones de cada plato.
- Cocinar los platos típicos reduciendo la cantidad de grasas (aceites, mantequillas, etc) o utilizando sistemas de cocción más saludables (horno, plancha, papillot, etc).
- Reducir el consumo de alcohol y sobre todo de los licores que están destilados con altas cantidades de azúcar.
- Entre comidas, los días no festivos hacer platos con verduras y frutas para que descanse el sistema digestivo.
- Salir a caminar en las horas de sol para hacer un poco de ejercicio o practicar deporte para no estar tantos días de vacaciones inactivos y sedentarios.
- Aumentar el consumo de agua y zumos naturales.
Visto así, parece que las navidades no son buenas para la salud, pero nada más lejos de la realidad si las disfrutamos con sentido común y moderación. Son momentos de disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos y de la comida típica de nuestra cultura o la diversidad de ellas con las que convivimos.
Por:
Iolanda Muñoz
Docente Rama Sanitaria
Etiqueta:Enfermería, salud, terapias